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Nadar o la ligereza en medio del caos

Como en el sexo, nadar es agotador. Te sumerge en una ligereza como pocas pero, al mismo tiempo, cada movimiento implica la toma de conciencia de una parte funcional de tu sistema. Nadar es como abrazar la ligereza en medio del caos. Tus rarezas fluyen acompañadas de las de la otra persona y ese es un proceso simple y leve. Así, el comienzo del amor podría parecerse a la lucha por respirar entre brazada y brazada.
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