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Les escribo de madrugada, tal como hicieron ustedes a las mujeres y la población TGLBIQ de nuestro país este 5 de mayo, para recordarles la seria equivocación que han cometido en contra de toda nuestra población al derogar partes importantísimas del Decreto de Ley 1323, que proponía el endurecimiento de las penas para casos de feminicidio, violencia familiar y violencia de género.

Yo, Tyra Guicchetti, comunicadora, educadora comunitaria, bailarina y mujer transgénero, que he tenido que arrancarme la piel para ser yo misma y para que me respeten, que me cuadro orgullosa frente a la sociedad, a la Iglesia y a mi familia, en primer lugar, quiero recordarles algunas cosas.

Me parece que se olvidaron, congresistas de la República, que somos un Estado laico, y que, por lo tanto, no se legisla sobre la base de creencias, dogmas, opiniones, ni posiciones religiosas, de cualquier tipo.

Quiero decirles que tampoco se dieron cuenta de que el exceso de funciones que le achacan al Ejecutivo no existe. Uno de los pilares de este Decreto Legislativo se centraba en la violencia de género, como parte de la seguridad ciudadana, materia sobre la cual el Ejecutivo sí podía y debía legislar, de acuerdo a su deber protector de la ciudadanía, tal como se estipula en la Constitución. Una Constitución donde también existimos las mujeres y la población TLGBIQ.

Segundo, quiero reclamarles lo siguiente.

Al derogar parte de este Decreto Legislativo eliminando las categorías “violencia de género, orientación sexual e identidad de género” –porque de esto sí se dieron cuenta-, dejaron totalmente desprotegida a una población como las mujeres trans, que es tres veces más vulnerable a ataques que terminan en tortura y/o muerte violenta; a los hombres trans y mujeres lesbianas, quienes son víctimas de violaciones “correctivas”; a los gays y bisexuales que sufren de lesiones gravísimas con compromiso de muerte debido a crímenes de odio; y a todas las mujeres al invisibilizar la figura del feminicidio. Estimados congresistas, están permitiendo que las y los perpetradores de estos actos los cometan con total impunidad, porque el sistema no solo no los castiga, sino que los incentiva.

Ergo pregunto: ¿proteger mediante la ley a la población que está siendo violentada por su condición de mujeres o de TLGBIQ no es legislar en materia de seguridad ciudadana? Tan solo entre el 2014 y 2015, se identificó 25 casos de violencia contra lesbianas; entre abril de 2015 y marzo de 2016, hubo ocho asesinatos reportados de personas TLGIBQ, que murieron golpeadas, torturadas, degolladas o baleadas.

Vuelvo sobre mis pasos y pienso: ¿no es su labor proteger a un peruano o peruana?, ¿protegerlo aunque sea solo uno el que los necesite? Entonces, ¿por qué insisten en el discurso de que solo se legisla para las mayorías? ¿Acaso la protección de estas personas, de nosotros, no es algo que le interese a la mayoría de los peruanos? ¿Qué pretenden hacernos creer?

Porque ustedes nos dan un discurso basado en pasajes de un libro que no es la Constitución. Pretenden  desconocer o pasar por alto resoluciones Internacionales como las de las Naciones Unidas o de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, argumentando que no son vinculantes, y llamándolas “normatividad de contrabando”. Miembros del Congreso, ¿acaso ignoran las recomendaciones del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos y de la Defensoría del Pueblo en esta materia?

Tercero, quiero advertirles.

66 congresistas que votaron a favor de derogar el decreto de ley que nos protegía, a mi parecer, lo que sí es normatividad de contrabando son sus acuerdos con grupos religiosos fundamentalistas, que incitan al odio y al asesinato de personas con una orientación sexual no heterosexual, de mujeres, de miembros de la comunidad TLGBIQ.

Ustedes pretenden creer que no nos damos cuenta de que esta iniciativa es, entre otras cosas, un intercambio de favores entre ustedes y quienes están en campaña. Su partido, el de Fuerza Popular, que es la mayoría en el Congreso, no encuentra mejor manera de afectar al Ejecutivo que votando en bloque en contra de lo que sus ministerios propone. Desestabilizan el país para  poder volver al poder y ser Gobierno otra vez. Mientras tanto, nos niegan nuestros derechos y avalan la violencia proclamando que son cuestiones de “formas” y no de “fondo”. Se esconden en contubernios y alianzas con grupos que promueven la obediencia ciega a sus líderes religiosos, quienes se fugan del país ante alguna virtual investigación y denuncia por incitación a la violencia, lo cual es un delito.

 

Finalmente, quiero decirles que vivir dignamente en este país parece un lujo que solo algunos poseen. Yo también quisiera vivir con el lujo de no tener miedo.

Finalmente, quiero decirles que vivir dignamente en este país parece un lujo que solo algunos poseen. Yo también quisiera tener una vida de lujos, de lujos como vivir sin prisa, dormir lo suficiente; gozar el lujo de ser yo misma sin tener que pedirle permiso a nadie, seguir mis ideales, hacer las cosas que más disfruto y vivir de ellas; quisiera vivir con el lujo de no tener miedo.

Les cuento que ahora han avivado en nosotros una necesidad: la de protegernos y cuidarnos entre nosotros y nosotras, como lo hemos hecho siempre pero sabiendo que a muchos congresistas no les importan nuestras vidas. Esto no será un problema, es algo que ya conocemos a la perfección y lo venimos haciendo de toda la vida, porque saben qué señores congresistas… nos quitaron lo conseguido, pero ni cagando nos han vencido.

 


Gráfica por Estefani Campana

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